jueves, noviembre 21, 2024
Revista el Ferro-carril ASAFAL-2001

EXCURSIÓN A ALCÁZAR DE SAN JUAN

El pasado día 21 de octubre un grupo de 23 personas tuvimos ocasión de visitar el importante nudo ferroviario de Alcázar de San Juan. Y, para llegar hasta nuestro destino, tomamos el flamante Talgo VII a las 7’15 h. y nos dispusimos a disfrutar de la comodidad de este excelente tren. La cafetería fue la más elogiada por su amplitud y  sus grandes ventanas que permiten una visión perfecta del paisaje sin tener que agachar la cabeza como en el vetusto Talgo III. Es una pena que la tracción, al menos hasta Linares- Baeza, no acompañe al material remolcado: la diesel 319, como diríamos en Almería, “falla más que una escopeta de feria” y no desarrolla la máxima velocidad que permite el estado de la vía, amén de una penosa aceleración. En fin, son las contradicciones ferroviarias de esta tierra.

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Un nutrido grupo de ASAFAL en la estación de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) el 21 de octubre de 2001

Iba amaneciendo poco a poco a medida que nos acercábamos a Guadix, en donde, como siempre, se unieron al grupo inicial los amigos de la zona del Almanzora. ¡Qué lástima no haber podido llegar en tren desde Olula del Río o Serón!
Desde Moreda hasta Linares-Baeza la zona más concurrida fue la cafetería, excelente lugar de conversación y punto de observación privilegiado del variado paisaje que iba pasando ante nuestros ojos. Cansino subir y bajar de la 319 por este duro trazado que, antes de llegar a Larva, dibuja su “obra maestra”:  la cuesta de San Pedro, una curva en donde casi llegan a tocarse la cabeza y la cola del tren.
El Linares-Baeza el espectáculo está asegurado con la maniobra de acople de la composición de Granada y el cambio de tracción diesel por una moderna 269.400, dispuesta a llevarnos a 160 km./h. por los llanos de La Mancha, aunque previamente había que pasar el desfiladero de Despeñaperros. Siempre es una delicia observar el maravilloso entorno que rodea el trazado del ferrocarril.
Llegamos a nuestro destino a la hora prevista y nos recibieron los miembros de la Junta Directiva de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Alcázar de San Juan, prestos a mostrarnos su  Museo que se encuentra junto a la propia estación. Alrededor del típico molino de viento de La Mancha y escoltados por las siluetas de Don Quijote y Sancho Panza, se ubican en el exterior distintas piezas del ilustre pasado ferroviario de Alcázar: locomotora de vapor 240; tractor diesel 10100; vagón cerrado de madera y dos ejes; vagonetas de Vías y Obras; señales; material diverso, etc., además de tres imponentes depósitos de agua. Una restaurada nave permite albergar elementos tan singulares como la enorme mesa de enclavamiento de la estación de Alcázar, anterior a la actual en servicio, teléfonos de distintas épocas, faroles, maquetas, fotografías, etc., una gran colección digna de un enclave ferroviario de tal importancia. Dentro del propio molino se encuentra una muestra muy interesante de lo más variopinto de las herramientas específicas para el mantenimiento de la vía y del ferrocarril en general.
Tenemos que decir que los miembros de la Asociación alcazareña nos atendieron con gran amabilidad y  estuvieron a nuestra disposición para dar las explicaciones oportunas sobre todo el material expuesto.
La comida esperaba en Casa Paco, en el paseo que llega hasta la estación, y, como no, de los platos y vinos propios de La Mancha  dimos todos buena cuenta.
Antes de tomar el tren de regreso pudimos fotografías de las distintas circulaciones, tanto de viajeros como de mercancías, que se sucedían en la estación. Era una gozada ver tanto movimiento de trenes.
Relajados y a la hora llegamos a Almería pensando ya en el próximo viaje.