¿Hay que poner freno al AVE?
Como todos sabemos, prácticamente los únicos proyectos que existen actualmente en España en materia ferroviaria son unas pocas, pero costosísimas, líneas de Alta Velocidad, marginando y dejando completamente de lado la mejora y puesta al día de la red general ya existente.
De todos es sabido que el AVE se caracteriza por dar servicio sólamante a grandes ciudades en los extremos de las líneas, y alguna parada intermedia, imposibilitando así servicios de gran interés social como los Regionales y Cercanías, y todo ello con un coste de construcción que a veces quintuplica el de una línea convencional de velocidad alta (en torno a los 160-220 km/h), sin olvidar el altísimo gasto de energía que es necesario para elevar los trenes a velocidades en torno a los 300 Km/h y más altas.
Bien está que se termine la diagonal Sevilla-Madrid-Barcelona-frontera, bien está que se haga una lanzadera de alta velocidad hasta Valladolid, otra lanzadera hasta Albacete o la Encina, y otra si acaso para el País Vasco y frontera. Lo que no está bien es estar barajando unos presupuestos Billonarios (con B), para poner líneas de AVE de nueva creación hasta Valencia o Málaga, donde YA existen conexiones a más de 200 Km/h, o éstas se encuentran en fase muy avanzada de construcción.
¿Saben los actuales “diseñadores” de ferrocarriles lo que se podría hacer con esos presupuestos en la red general?
Pues por ejemplo: doblar vías, cambiar los puentes y carriles más obsoletos, electrificar algunos tramos, quitar las curvas más cerradas, etc. en Galicia, Andalucía, Aragón, Extremadura, las dos Castillas, etc. donde el ferrocarril es un medio de transporte vertebrador que no tiene más demanda porque a veces no supera los 50 o 60 Km/h de media en muchos tramos. También se podría conectar con trenes pendulares de 160 Km/h, y más veloces, zonas de alto interés turístico del Sureste, por ejemplo, porque desde los cierres de líneas de 1985, es impresentable que no se pueda ir en Ferrocarril de Alicante y Murcia a Granada y Sevilla, o que, por ejemplo, el arco Mediterráneo esté todavía sin concluir hasta Almería, etc. etc. etc.
Ahí tenemos el ejemplo de Ávila-Salamanca o el de Granada-Bobadilla-Sevilla, donde por tres duros y poco más, se ha transformado la vía para TRD a 160 km/h, con una demanda por parte de los usuarios que está superando las previsiones más optimistas.
Deberíamos aprender de nuestros vecinos franceses , alemanes o ingleses (éstos ya privados) donde apenas ya no tienen más líneas de alta velocidad previstas que las ya existentes. En Estados Unidos (con sistema mixto, público y privado), la Alta velocidad ni existe, pero ¡qué redes de ferrocarril tienen!.
Joaquín Enrique Alcaraz
Octubre 1999